domingo, 1 de enero de 2012

Feliz Año Nuevo

Sun+Rises+on+2010


Como yo soy creyente y practicante (al menos, lo intento), permitidme una reflexión que he leído sobre el Año Nuevo. Cada persona, religiosa o no, lo puede adaptar a su estilo de vida. Evidentemente, hay mucha gente, cristiana o no, que construye paz en su día a día:



Uno de enero. Año Nuevo. Empieza un año nuevo y afloran en cada uno de nosotros senitmientos encontrados. Felicitaciones y deseos. Celebramos la octava de Navidad porque no queremos que la Navidad termine. No nos cansemos de meditar el misterio de la Navidad. El Hijo de Dios se hizo hombre para liberarnos de nuestro egoísmo más animal. [...] Toda persona es capaz de llevar a Dios si se vacía de sí misma.

Hoy también el la Jornada de la Paz. Es un hecho innegable: vivimos en un mundo en el que existe mucha agresividad. Hay falta de reconciliación a todos los niveles. Las desigualdades económicas, culturales, sociales, laborales, están engendrando, día a día, marginación y violencia. No, no vivimos en paz, vivimos en falsa tregua. Necesitamos la paz verdadera. El fondo de esta cuetión es un gran interrogante sobre el ser humano. ¿Es el ser humano un lobo o un cordero para sus semejantes?

Jesús apuesta radicalmente por la paz. Además de un ejemplo de mansedumbre y no-violencia, Jesús es un pregonero y un agente de la defensa del hombre y de la paz. No se trata, evidentemente, de una paz cobarde y aburrida. Es una lucha creadora, no destructora, que tiene como objetivo siempre la vida y no la muerte. No responde mal por mal; lleva el bien donde está el mal; firma la paz donde se enfurecen las guerras. Jesús no necesita pisotear a los demás para imponerse o para que le sigan. Jesús, manso y pacífico, fue tan molesto que por eso decidieron acallar para siempe su voz. La nueva tierra, la nueva humanidad no se puede conquistar con la violencia, la fuerza o el poder, como hacen los grandes hombres de este mundo. La actitud definitiva es la mansedumbre activa de Jesús.

Los que seguimos a Jesús, manso y humilde, defensor de los débiles, pregonero incansable de la justicia y del amor al hombre, nos tenemos que preguntar sinceramente en cada ocasión de violencia : "¿Qué hacer para logar esa paz?" Y lo que tenemos que hacer desde el humilde reconocimiento de nuestra propia naturaleza libre, que puede colaborar a engendrar la paz o a abortarla. Sabemos que la paz total, definitiva, no la lograremos aquí abajo, nosotros solos, pero cada uno sabrá si la construye o no; si alentamos el odio resentido o el amor que se da y perdona.

¿Por qué no intentarlo este año?
Marina de Miguel, Orar y celebrar

2 comentarios:

JSG dijo...

Que así sea. Gracias por tu confesión de creyente y por tu reflexión. Es preciosa. Como siempre, muchos besos y abrazos. Conchita y Jose.

JSG dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.