jueves, 22 de agosto de 2013

Los deseos del castro de Baroña



Durante las vacaciones, hemos viajado a Galicia. Allí, una amiga autóctona nos llevó al castro de Baroña, antiguo emplazamiento celta increíblemente cerca del mar.

Las personas que lo visitan han adoptado la costumbre de construir montículos de piedras para formular deseos: tantas piedras como deseos quieren que se cumplan.

Las construcciones forman una imagen curiosa y llamativa. Acompañado por la banda sonora del mar, sientes la ilusión de todos los que se tomaron la molestia de colocar sus piedras; te fijas en la disposición de cada torre, en cómo algunos han intentado ser originales; en que hay deseos enormes, que ha tenido que costar trabajo desplazarlos, y otros pequeñitos que caben entre dos dedos; los hay de todas las formas, colores y texturas: grises, rosados, arena, blancos, casi negros, suaves, rugosos, con vetas, con motas o lisos... No puedes evitar preguntarte qué esperanzas se esconden detrás de cada roca, y si se habrán cumplido o no.

Es un lugar vacío, pero habitado por miles de deseos pétreos, y por el espíritu de los habitantes del poblado celta, cuyas vidas transcurrieron entre los muros de otras piedras colocadas hace más de dos mil años. También ellos albergaron esperanzas y deseos.






Los deseos de Jaime
Los deseos de Jesús

Mis deseos


1 comentario:

Armandilio dijo...

Buenas,

decirte que he enlazado esta entrada en el resumen semanal de blogs de Bebés y más.

http://www.bebesymas.com/bebes-y-mas/blogs-de-papas-y-mamas-cxcv