sábado, 30 de abril de 2016

Meditación o mindfulness con Intimind



Hace tiempo, me sirvieron de mucha ayuda las orientaciones de mi amiga virtual Imma para aprender a meditar, como ya conté en esta otra entrada. Resulta que Imma, por vueltas que da la vida, se reorientó profesionalmente y ha montado con otras personas una aplicación para meditar: Intimind.

De momento, sólo existe una versión para dispositivos de Apple. Es un curso de meditación estupendo. Para el que quiera aproximarse a este mundo, hay siete meditaciones gratuitas disponibles de las 21 del programa de introducción, y la primera de cada uno de los demás programas (equilibrio emocional, salud y estrés, trabajar mejor y relaciones personales). Ya sólo por esto, merece la pena descargarse la aplicación. Conseguir un programa completo cuesta como un libro: 24,99.

Se trata de meditaciones de mucha calidad en el contenido y en la reproducción. La voz de Imma nos saluda y acompaña con suavidad y dulzura, sin afectación ni palabrería innecesaria. El lenguaje asertivo con el que están elaboradas te anima a continuar y te hace entender que los "fallos" que puedas tener en la meditación son normales, le ocurren a todo el mundo. Sólo se consigue meditar de una manera: practicar, practicar y practicar. Si quieres notar sus efectos, hay que entrenar el músculo de la mente. Lo mismo que no puedes tonificar tu cuerpo sin hacer ejercicio, no puedes tonificar tu mente si no practicas.




Estoy mejorando aspectos que me costaban, como centrarme en la respiración; ahora entiendo por qué es tan importante. Pero, sobre todo, se trata de llevar a la práctica "un libro de autoayuda". Te enseña a enfrentar tus emociones, a aceptarlas, a aceptar la circunstancias de la vida, a aprender empatía, amabilidad y compasión con uno mismo y con los demás, a practicar la paciencia; a tomar distancia de la mente y sentir con claridad que "tú no eres tu mente".

Me ha hecho reflexionar sobre cuál es el objetivo de la meditación: indagar en los patrones de la mente que amargan tu vida; sólo si eres consciente, puedes hacer algo para cambiarlos. He caído en la cuenta de que a veces tiendo a "huir de mí misma", y por eso, acabo haciendo cosas improductivas o perjudiciales. Con la meditación, consigo estar conmigo misma en paz y armonía, aunque haya ocasiones más satisfactorias que otras. Desde que empecé a practicar, hará cinco años, no me centro hasta que hago la meditación. Mi cuerpo y mi mente necesitan ese momento para equlibrarse. Si algún día voy justa de tiempo, hago aunque sea dos, tres, cuatro o cinco minutos. Es un hábito que he incorporado a mi rutina matutina y del que ya no puedo prescindir. Y si puedo hacer varias al día, mucho mejor. Para mí el principal objetivo de la meditación es el bienestar. Además, gracias a imágenes y técnicas diferentes y originales, te transporta a momentos mágicos de paz, de armonía, de felicidad.

La meditación está al alcance de cualquiera. No es necesario seguir a ningún gurú ni levitar. Si algo se aprende precisamente al meditar, es que el objetivo no es dejar la mente en blanco, sino observar lo que ocurre mientras meditas, sin que te enrede, sin juzgar. Como repiten con frecuencia en Intimind, los momentos de distracción son "oportunidades" para volver a conectar con la respiración.

Asimismo, meditar no es exclusivo de los momentos de recogimiento, sino que la idea es llevarlo a la práctica en tu día a día.Todos los momentos son buenos para centrarte en la respiración, en tu cuerpo, en la aceptación, en la compasión, observar lo que ocurre, y distanciarte de tu mente. No existe la meditación perfecta, sólo existe la meditación de cada momento. El que no quiera pondrá todo tipo de excusas, pero no porque no puede, sino porque no quiere.

Yo diría que sólo se necesita una cosa para meditar: querer. Si quieres, puedes.


Es de los mejores regalos que he recibido en mi vida. Me parece un lujo tener a mi disposición este espléndido manual. Estoy eternamente agradecida a Imma por haberme introducido en la meditación hace años a través de Vicente Simón, y, por darme esta oportunidad ahora.